¿Qué pasó en Medjugorje?

Lo cuenta así: “El 24 de junio seis pequeños, en edad escolar, fueron testigos de un acontecimiento singular totalmente nuevo. Eran las cinco y media de la tarde del día de San Juan Bautista. Un grupo de muchachos de mi parroquia caminaban por la montaña hablando y jugando como hacen todos los niños. Súbitamente vieron la montaña llena de luz. Pensaron que era un incendio. Cuando se acercaron comprobaron que no había fuego, pero la montaña estaba llena de luz. Y, en ese momento, de la luz

La Señora, con el además de sus manos, les invitó a acercarse. Mas, los niños, llenos de miedo, se escaparon. Ya en sus casas explicaron el suceso.

(Interrumpimos el relato para dar los nombres de los seis chicos: Ivanka, 15 años; Mirjana, 16 años;

Vicka, 17 años; Marija, 16 años; Ivan, 16 años y Jakob, 9 años).

Sus padres estaban tristes y preocupados. Pasaron la noche discutiendo. ¿Cómo era posible que sus propios hijos tomaran tan a la ligera las cosas santas? Les parecía que blasfemaban de lo religioso.

Pero los muchachos no compartían esa opinión y repetían:

“Decimos lo que hemos visto. También nosotros amamos y veneramos a la Virgen”.

La abuela de Vicka previno a su nieta que también Satanás puede aparecerse e inducir a engaño.

“¿Cómo va a ser Satanás? –replicaba la muchacha– Satanás es feo y desagradable. Nosotros

hemos visto una Señora bellísima”.

Al día siguiente los curiosos quisieron acompañar a los videntes. En la montaña se repitió el fenómeno

del día anterior. Cuando salió la Señora de aquella luz los muchachos cayeron de rodillas en tierra.

La Señora permaneció ante ellos.

Vicka le echó agua bendita, mientras le decía: “Si eres Satanás, vete, si eres la Señora quédate”.

La Señora sonrió y dijo: “No tengáis miedo”.

Vicka le preguntó: “¿Quién sois?”.

La Virgen respondió: “Soy la Reina de la Paz”.

Entonces los muchachos comenzaron a rezar.

Rezaron lo que ellos sabían, lo que es costumbre rezar en las casas, y porque así lo había recomendado a Vicka su abuela: el Credo, y los siete Padrenuestros Ave María y Gloria en honor de las siete

alegrías de nuestra Señora.

A los siete días la Señora les pidió que rezaran el rosario. Cuando los muchachos dijeron el nombre de la Señora: “Hemos visto a la Virgen y nos ha dicho su nombre: “Soy la Reina de la Paz”, sus padres

no lo creyeron. Nadie les creyó. Yo tampoco.

¡Era tan difícil! ¡Nosotros sufríamos tanto! ¡Teníamos tanta dificultad, tantas preguntas! ¿Será verdad?

¿Quién nos podía dar testimonio, quién nos podía confirmar? ¿Cómo podíamos creer si no era tan seguro?

¿Quién podría ayudarnos? Decidimos orar para recibir la gracia de una respuesta.

Miles y miles de peregrinos y curiosos venían a Medjugorje para ver los niños y los signos prodigiosos en el sol, en la luz, en la cruz del Krisevac. ¿Qué sucedió? Que todos estos signos ayudaron a la gente a disponerse para aceptar los mensajes.

¿Qué signos hubo al principio? En lo alto de la montaña hay una cruz de cemento. La alzó la parroquia en el año 1933, en conmemoración de la muerte de Cristo, en el Aniversario de la Redención. A veces no se veía la cruz, se veía la Señora y una gran luz. Todos debían acercarse a la cruz alzada en la montaña. Se volvería, verdaderamente, como sucedió en el Calvario, un gran signo que atraería a millones. Sí… Millones han pasado ante esta cruz en lo alto de la montaña y han recibido muchas gracias.

También los comunistas, muchas veces, creyeron que ardía la montaña y fueron con los bomberos a apagar el incendio. Pero no encontraron el fuego material. De lejos parecía que toda la montaña ardía.

La montaña y el valle estaban bajo el signo que ellos confundían con el fuego.

Scroll to Top